miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Autoridad?


A menudo tendemos a confundir el Autoritarismo con la Autoridad. Escucho a muchos padres decir cosas como: “Mi padre era toda una AUTORIDAD en casa, sabíamos que si nos equivocábamos recibiríamos una tunda y por lo tanto nos andábamos con cuidado”; o “Cuando los adultos hablan, los niños callan”… por solo citar algunas de las más comunes.

Y a eso me refiero. ¿Es eso Autoridad? ¿Es eso Respeto?

Pues no.

Eso es Miedo, temor… TERROR.

Eso, justamente es Autoritarismo puro: Imponerse porque sí, nunca escuchar, nunca negociar, nunca tomar en serio al otro por considerarlo inferior o por creer que no tiene derechos, por lo menos no los mismos que la figura que se impone.

Algunos Padres y Educadores me han insistido en que respetar a sus hijos y/o alumnos implicaría perder la “autoridad” y por supuesto el control. Y pienso que justamente de eso se trata. La mayoría de los adultos lo que desea es tener el control sobre los niños.

Mucha gente acude a talleres, cursos y charlas sobre manejo de rabietas, por ejemplo, esperando a recibir claves secretas para ejercer el control y para lograr que los niños se comporten sólo como ellos (Los adultos) lo deseen.
A ver… Entonces ¿Cuál sería la verdadera Autoridad?

Pues aquella que se gana con Respeto.

¿Cómo?

¿Con Respeto?

Sí, pero con Respeto... respetando.

Los niños solo "respetan de verdad" a quien les respeta; a quien les escucha; a quien siempre está allí, en las buenas y en las malas… Sin condiciones.
Otro punto importante sobre la autoridad:
Para ser una verdadera autoridad, debemos respetarnos y valorarnos a nosotros mismos.

¿Cómo?

Siendo capaces de fijar los límites a quien quiera que trate de destruir nuestra auto-confianza y/o la de nuestros niños.

Y eso implica el defenderlos de cuanto adulto desee burlarse, humillarlos o reprenderlos sin razón aparente, muchas veces desautorizándonos o pasando por encima de nuestras decisiones.

Y cuando digo cualquier adulto, incluyo a nuestros propios padres, suegros, hermanos, tíos, amigos, vecinos y a quien sea que pretenda desahogar sus propias frustraciones a cuenta de los más pequeños e indefensos: los niños... nuestros niños.

Si los defiendes de quien sea y cuando sea; si eres respetuoso y amable incluso cuando en apariencia no lo merezcan; si les escuchas con atención; si valoras y tomas en serio sus opiniones; si eres su amigo: Serás alguien a quien tus pequeños desearán imitar.

Un verdadero ejemplo a seguir.

Alguien con quien se sentirán seguros.

Alguien a quien admirarán… siempre.

En fin, serás una verdadera autoridad!




Por Elvis Canino

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